El siguiente artículo es producto de la lectura "El Cisne Negro"1 de Nassim Nicholas Taleb, y de algunas vivencias personales.
Proyectamos. El problema surge cuando por alguna razón no podemos hacerlo. Si no logramos pensar en futuro, en eso que queremos hacer, más allá de mañana o pasado, algo no está bien. Proyectar, es una acción humana, natural y esencial. No podemos escapar de esto.
Cuando nos encontramos en un momento, en dónde el "pensar hacia adelante" se encuentra bloqueado; debemos hacer el esfuerzo para identificar el condicionante de la acción y quitarle energía. Mi proyección, puede ser consolidar una relación, un proyecto integral de seguridad o los temas más diversos; depende del proyector.
Como seres humanos, tendemos a no aceptar que algo se terminó o que no es el momento para tal o cuál cosa. Esto nos genera angustia y una sensación de fracaso*, resistencia al cambio. Nunca resignamos la posible vuelta de timón del destino, en aquello que tan bien nos hizo en el pasado. ¿Qué tiene que ver esto con las proyecciones? Me temo, que puede ser una de las causas de no poder proyectar.
La cuestión radica, en lo peligroso de seguir en algo que ya no tiene sustento. La ilusión-esperanza de volver a un estado anterior de felicidad puede viciar completamente nuestro juicio y extendernos a un letargo de sufrimiento.
Deseo plantear el problema diario de las desilusiones, ya que nos afectan en todos los entornos de nuestra vida. No tengo una solución perfecta y general, creo que no la tendré nunca pero debemos ser conscientes de que ya pasamos por estados similares y pudimos superarlos; sino no estaría escribiendo este artículo.
Considero, que una de las posibles maneras de terminar con esa ilusión-esperanza que nos mantiene cautivos de un proyecto ya irrisorio, es enfrentarnos al máximo fracaso. ¿De qué manera? En algún momento, nos cruzamos con algo, una palabra, una acción; con la que hacemos propia la realidad de que algo ya no funciona. Algunos, resignar al polvo y al olvido su proyecto, en el último cajón de un escritorio. Otros, podremos tomar una distancia totalmente agresiva hasta que podamos volver a mirar sin agregados.
Si tenemos éxito, estaremos otra vez, subidos al tren de la incertidumbre. No seguiremos pensando en qué hacer para reflotar un proyecto terminado sino, estaremos preparándonos para cuando la suerte vuelva a cruzarse en nuestro camino. Quizás, eso que nos fue esquivo hoy, no lo será mañana y si no, será otra cosa.
Por último, no debemos tener miedo a proyectar. Que no hayamos tenido éxito en el pasado, no nos condiciona a que sea así en el futuro.
Lic. Ricardo Martín Lupo
NOTAS
1- El libro nada tiene que ver con la película de Natalie Portman, que trata sobre el Lago de los Cisnes. * - minetras escribo estas líneas, atravieso uno de esos momentos.
En el próximo artículo, veremos los problemas de proyectar una seguridad sustentable; es algo que estoy pensando.
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